Inicialmente, me
asomé a su pensamiento con un documental de Canal Encuentro: “Historias debidas VIII: Silvia Rivera Cusicanqui”. No conocía la autora, pero su pensamiento me atrajo como un
imán. La entrevista me pareció
imperdible de principio a fin y todos los conceptos me impactaron, pero cuatro de ellos quedaron resonando como categorías para seguir elaborando. Uno de ellos es el concepto
de Ch´ixi:
“La palabra ch’ixi tiene diversas connotaciones: es un color producto de la
yuxtaposición, en pequeños puntos o manchas, de dos colores opuestos o
contrastados: el blanco y el negro, el rojo y el verde, etc. Es ese gris
jaspeado resultante de la mezcla imperceptible del blanco y el negro, que se
confunden para la percepción sin nunca mezclarse del todo. La noción ch’ixi,
como muchas otras (allqa, ayni) obedece a la idea aymara de algo que es y no es
a la vez, es decir, a la lógica del tercero incluido” (Cusicanqui, 2020, p. 69)
Este concepto de Ch´ixi
la se enraizaba en la manera en que Silvia se autodenomina
“birchola” para definir su identidad como una “señora que quiere ser chola”. En
este término aparece una manera construir su historia, una reflexión sobre el
mestizaje y la posibilidad de encontrar no un lugar dicotómico, sino un espacio
de integración. Una deconstrucción de su propia subjetividad.
La segunda idea
fuerza que me atrajo, fue la noción
de colonialismo interno que Silvia
remarca en la entrevista. Para Silvia, existe una valorización de lo europeo y
desvalorización de lo propio como forma de dominación que va más allá de la
economía y que nos configura en todos los ámbitos de la vida y que abarca desde
la manera de alimentarnos hasta como concebimos el conocimiento. Por eso a
Silvia reconoce como necesario una pedagogía
de la descolonización. La noción inicial que tomé de colonialismo interno y
pedagogía de la descolonización de Silvia, me remitió a la importancia de generar entornos integrados de aprendizajes que como un
ch’ixi nos permitan mezclarnos sin borrarnos para aprender.
La tercera idea
fuerza que tomé de la entrevista fueron los horizontes emancipadores. Frente a la pregunta de ¿Dónde ves horizontes emancipadores?
Silvia los ve en los fragmentos.
Defiende el fragmento porque es una búsqueda del aquí y ahora, en un entorno
concreto. Considera que hoy, hay búsqueda de microespacios de resistencias en
diferentes espacios planetarios y observa en esos fragmentos y en su diversidad,
una fuerza emancipadora.
Cierro volviendo
a la pregunta sobre el borde. El
pensamiento de Silvia es un pensar/habitar el borde desde el mestizaje. Ella
remarca los bordes, no los niega, los reconoce como constitutivos y necesarios
a las identidades y subjetividades, pero los habita, los ensancha en un
recorrido propio y subjetivo y propone categorías como las de Ch´ixi que apelan
a la construcción de un “tejido que entrelaza -metafóricamente- los opuestos de
la trama”.