jueves, 24 de noviembre de 2016

¿Cuál es la pauta que conecta? Gregory Bateson


Una de las preguntas que me llevó a estudiar la carrera de Comunicación Social cuando tenía 17 años era ¿cómo funciona la comunicación en y entre las especies? A esa temprana edad, intuía que existían algunos patrones, algunas claves de lecturas que nos conectaban entre las especies y con la naturaleza. Mucho más adelante comprendí, que la respuesta a esta pregunta no podía encontrarla en una sola disciplina, porque se trababa de una pregunta de frontera, que desafiaba a las propias disciplinas en sus límites.

Uno de los autores que arrimó bellas respuestas a algunos de mis interrogantes fue Gregory Bateson. Este brillante pensador que navegó en múltiples disciplinas, se había hecho la misma pregunta a mediados del siglo XX

Es por esto, que la invitación ahora es la lectura  de un  hermoso fragmento de la introducción al  Espíritu y naturaleza de Gregory Bateson donde se pregunta: “¿Cuál es la pauta que conecta a todas las criaturas vivientes?  ¿Qué pauta conecta al cangrejo con la langosta y a la orquídea con el narciso, y a los cuatro conmigo? ¿Y a mí contigo? ¿Y a nosotros seis con la ameba, en una dirección…?”

Les dejo el link al artículo y extraigo un párrafo del texto que nos conecta con el concepto de borde para seguir explorando”  “En verdad, para comenzar a pensar acerca de la pauta que conecta lo correcto es considerarla primordialmente (cualquiera sea el significado de esta palabra) como una danza de partes interactuantes, y sólo secundariamente fijada por diversas clases de límites físicos y por los límites que imponen de manera característica los organismos”



domingo, 9 de octubre de 2016

Las neuronas espejo nos conectan


Para pensar los bordes, ahora desde las neuronas espejo, un interesante artículo de Vilayanur Ramachandran director del Centro para el cerebro y la Cognición del Departamento de Psicología de la Universidad de San Diego. 

Les dejo un párrafo de la nota y el enlace completo para su lectura: 

“La neuronas espejo además de permitir transmitir el conocimiento mediante la imitación, son una suerte de enlace entre todos los seres humanos, según el científico. \"No existe un verdadero ser independiente, apartado de los otros seres humanos. Uno está conectado con los demás en realidad no mediante el Facebook o el Internet, uno está casi literalmente conectado con los demás por sus neuronas\"

http://www.sophimania.pe/ciencia/cerebro-y-neurociencias/la-humanidad-es-producto-de-las-neuronas-espejo/

jueves, 6 de octubre de 2016

0-1: Bordes y pares binarios


El pensamiento binario es básicamente dicotómico, navega  entre categorías mutuamente excluyentes: lo uno se opone a lo otro construyendo un sentido único, una representación de la realidad y del mundo. Abordar la binaridad implica analizar un problema de tipo epistemológico.

Nuestra vida cotidiana, la cultura, la vida cotidiana, la ciencia, la religión, están plagadas de pares binarios más o menos asimilados culturalmente: hombre- mujer, trabajo-placer,  cuerpo-mente, bueno-malo, urbano-rural, ciencias naturales-ciencias sociales, son solo algunos ejemplos de una construcción de sentidos de opuestos excluyentes que emergen de manera naturalizada.

Los esquemas binarios proponen un vínculo con bordes rígidos que configuran opuesto-semejantes porque construyen su diferencia en la oposición transformándose en semejantes al pensarse desde su opuesto. Al erigirse como y desde lo opuesto se mueven en una línea sin transformación siendo espejo de aquello mismo a lo cual se oponen.

La operación de la binarización implica un proceso totalizador, en cada uno de los polos del proceso se encuentra una respuesta abarcadora que se construye por diferencia y oposición. Desde esta perspectiva, los pares binarios generan un  proceso empobrecido que oculta la emergencia de la alteridad.

Para superar el pensamiento binario es necesario transcender una mirada dicotómica y enfrentada entre paradigmas y categorías y  proponer procesos que respondan más a una lógica rizomática que a un pensamiento unidireccional. En términos de Deleuze y Guattari: “el rizoma es un pensar desafiante al binarismo reduccionista de Occidente, por tanto es la aceptación de la multiplicidad, un devenir permanente que aboga por la transmutación de los espacios de sentidos reglamentados por una lectura unidireccional, líneas de huída para la conformación de nuevos agenciamientos en apertura permanente”. (Deleuze y Guattari, 2002).

El rizoma propone un pensamiento diferente al invitarnos a conectar dimensiones diversas en itinerarios no planificados. Allí es donde surge la posibilidad de que algo nuevo surja, en la conexión entre los diferentes. Y nuevamente llegamos a los bordes; el concepto de rizoma de Deleuze y Guattari vuelve a invitarnos a poner la mirada en esos “espacios de sentidos no reglamentados” donde es posible encontrar nuevos agenciamientos y posibilidades.


miércoles, 5 de octubre de 2016

Conectividad en red: la potencia del networking

Desde hace varios años, el término networking ha tomado gran relevancia. Pero: ¿ cuál es la verdadera importancia del networking? Devora Zack en el libro “¡Odio el networking! (pero lo necesito)” ofrece una simple definición que nos permite una primera aproximación al tema definiéndolo como “el arte de forjar y mantener contactos para obtener resultados positivos y compartidos”. Desde esta perspectiva, la esencia del networking es el contacto. Pero no se trata de coleccionar datos de contactos en tarjetas de visita o acumular una agenda con cientos de nombres que no podemos reconocer. El verdadero arte del networking, consiste en el establecimiento de vínculos, de relaciones y de redes de reciprocidad que redunden en mutuos beneficios entre las partes.

El networking requiere pensar en nuestra capacidad de establecer relaciones buscando sinergia, relaciones duraderas, basadas en vínculos de confianza y colaboración. Sobre lo anterior existe una larga trayectoria bibliográfica. Quizás la más conocida es la de Mark Granovetter, que ya en 1973, refiriéndose a las relaciones fuertes y débiles en las redes sociales, definió el vínculo interpersonal como “fruto de una combinación de tiempo, intensidad emocional, confianza y servicios recíprocos”.

Vemos como las definiciones anteriores, tiran por tierra aquellas ideas que consideran que el networking implica disponer de una larga lista de contactos para realizar ventas o que implican solo contactos a través de Linkedin. Muy por el contrario, pensar el networking nos introduce en el terreno de las redes humanas y su potencial, entendiendo que cada persona conocemos, es un nodo en una red interconectada capaz de expandirse sin límites. Las redes de nuestros vínculos siguen recorridos azarosos, muchas veces imprevistos, y nos llevan a lugares no imaginados  desde el punto de partida. Tal es la potencia de la conectividad con otros.

Y éste es justamente el potencial del networking: la práctica de construir puntos de conectividad con otros genera un gran impacto en nuestra vida. Los seres humanos “somos con otros”, nos potenciamos con otros. Es en nuestras redes y sus conexiones donde encontramos la posibilidad de una mayor realización y crecimiento en la vida.  

viernes, 30 de septiembre de 2016

Des-borde en Red

"Redes", Ninoska Nuñez.
El convite ahora es pensar las redes desde el concepto de borde. No hablo solamente de las redes mediadas por las TIC, la invitación es más abarcadora, hablo de las redes sociales como trama de vínculos, como relaciones dinámicas que cambian permanentemente.

En este sentido, el concepto de borde me resulta interesante: ¿dónde comienza y termina una red? ¿Cuáles son sus bordes? ¿Cuáles son los recorridos definidos y pre configurados que se establecen en el marco de una red? ¿Cuál es el centro y la periferia de una red?

Denise Najmanovich (2008) ofrece una definición interesante de red al pensarla como interacciones dinámicas que pueden tomar diferentes formatos y espacios. Una red en tanto pautas de conexión en vinculación con lo diverso que establecen lazos no prefigurados siguiendo recorridos e itinerarios no previstos.

En la misma línea Dabas y Perrone (2010) entienden las redes como sistemas abiertos que admite el ingreso y el egreso de singularidades, poseen multicentralidad y apelan a procesos de reciprocidad ente las partes que la componen.

Pensado así, los conceptos de red y de borde son incompatibles en su esencia. El concepto de red muestra la obsolescencia de la categoría de borde y todo su paradigma conceptual como marco teórico para pensar la complejidad de las redes.

El borde, desde una perspectiva clásica,  requiere un centro, busca un control sobre el objeto, es inmutable y rígido. Las redes por su parte son dinámicas y multicéntricas, operan bajo reglas propias, en tiempos y espacios múltiples.

Las redes por tanto, no pueden ser pensadas desde un enfoque positivistas que buscan el control sobre los objetos como si tratara de un experimento de laboratorio inmutable bajo el microscopio. Reclaman marcos teóricos que acompañen las tramas vinculares, que reconozcan y potencien la preexistencia de las redes y los vínculos para fortalecer los itinerarios y los objetivos comunes.

Por suerte las redes des-bordan, y al hacerlo abren nuevos intersticios, nos dan la oportunidad y abren la creatividad a la creación de nuevos conceptos y herramientas para pensarlas y acompañarlas. 

miércoles, 28 de septiembre de 2016

Artists Without Borders

Pintores en los cables del puente de Brooklyn, 7 de octubre de 1914. Fuente: https://www.facebook.com/Artists.Without.Borders

domingo, 25 de septiembre de 2016

Ambiente y comunicación, un nuevo borde

En el año 2011 culminé una carrera de postgrado en la Universidad Nacional de Rosario como Especialista en Comunicación Ambiental. Lo anterior trajo consigo un conjunto de confusiones, me preguntaban si era algo así como una ecologista o hacían consultas por temas vinculados al medio ambiente. Muy por el contrario, la idea de comunicación ambiental es una especificidad que propone una visión de hombre integrado a su ambiente.

Desde lo ambiental, Enrique Leff- uno de sus máximos exponentes- nos propone una definición de ambiente que rebasa la tradicional dimensión ecológica del medio ambiente, para definirlo como “como un nuevo potencial de desarrollo, basado en la articulación sinergética de la productividad ecológica del sistema de recursos naturales, de la productividad de sistemas tecnológicos apropiados, y de la productividad cultural que proviene de la movilización de los valores conservacionistas, de la creatividad social y de la diversidad cultural” (Leff: 2002)

Esta visión invita a abandonar la visión economicista imperante propuesta por razón instrumental para integrar los fragmentos disciplinares en un diálogo plural que devuelva el hombre al hombre integrando categorías como la corporalidad y la emoción.

Desde esta perspectiva la comunicación ambiental implica un repensar lo local, lo global, un descolonizar el conocimiento y los paradigmas imperantes para facilitar procesos de gestión y autogestión de las comunidades de manera más sustentable.

Se trata de abandonar el  concepto logocentrista de desarrollo, desandar la creencia del egoísmo como base del crecimiento para concebir procesos más solidarios. Solidaridad que se expresa en una mirada integradora del hombre con su ambiente. Solidaridad que parte de reconocer y respetar  la alteridad de las identidades, que parte de multiplicar las visiones, los saberes y las identidades, 

La propuesta es - en definitiva- la de conformar una nueva ética del conocimiento: “una nueva visión de la economía de la sociedad y del ser humano…que impliquen estrategias de conocimiento abiertas a la hibridación de la ciencia y la tecnología moderna con los saberes populares y locales en una política de interculturalidad” (2002) Manifiesto por la Vida. PNUMA México AAVV.

Bibliografía:
AAVV. (2002) Manifiesto por la Vida. PNUMA México.
LEFF, E. (2002). Saber ambiental, racionalidad, Sustentabilidad, Complejidad, Poder. Siglo XXI México.

viernes, 23 de septiembre de 2016

Una mirada de los bordes desde la Filosofía

Un texto imperdible de Carlos Maldonado, que reflexiona sobre los bordes desde la Filosofía. Les dejo algunos de los párrafos de su nota y el acceso al material completo:

“Los bordes generalmente son agudos, filosos, cortantes. Quizás sea la advertencia para reconocerlos. Difícilmente cabe pensar en bordes romos o imprecisos. Contrasentido. El corte en el borde es el grito de la cosa cuando ha sido delimitada a sí misma, el dolor de la finitud. Hay un mensaje, parece, en el borde que siempre es cortante. Algo así como la invitación a no aceptar los dolores que son los bordes agudos y filosos. Algo así como un llamado a aprender que las cosas pueden ser de otro modo que como borde”

“Contra el borde: la superación de las fronteras. Construir espacios de luz —esencialmente abiertos e indeterminados. La esperanza no sabe de límites, y la esperanza es uno de los nombres de una vida optimista”



jueves, 22 de septiembre de 2016

Metodologías de comunicación para afrontar la incertidumbre

Soy consciente de que la propuesta de habitar los bordes como campo de trabajo profesional puede implicar una invitación a un abismo. Las disciplinas son espacios llenos de certezas y seguridades, campos sólidos que configuran subjetividades claras y perfiles profesionales acabados abalados por el fuerte de la comunidad científica. Implican además un contrato vincular, un conjunto de saberes delimitados y herramientas concretas para la reflexión y acción.

Los bordes por el contrario, son espacios de configuración de lo común, construyen otras subjetividades, reclaman otras herramientas y nos ponen en un lugar que no es de uno y ni del otro, un lugar que se mueve permanentemente, que ésta en constante construcción y que no permite separar el sujeto del propio acto de conocer. Es necesario entonces aportar herramientas para pensar y hacer en ese espacio de lo común. Desde la comunicación y las ciencias sociales disponemos de metodologías vinculadas a la construcción del conocimiento en procesos de inteligencia colectiva que facilitan a los grupos de trabajo la “enacción” de un conocimiento común.

El término enacción es un concepto propuesto por Varela en el libro “Conocer” que se opone a la idea de concebir al conocimiento como descripción de un mundo completamente independiente del observador. Para Varela, la cognición no es la representación de un mundo predefinido por una mente, sino la puesta en obra de un mundo y una mente a partir de las acciones. El conocimiento entonces no está ni en el objeto ni en el sujeto, es una tensión que surge del encuentro en un diálogo transformador (Varela,1996)

En este sentido, las metodologías vinculadas a la comunicación, son herramientas poderosas para la enacción del conocimiento común, facilitan los procesos de aprendizajes disruptivos, la generación de una inteligencia colectiva y ayudan a los equipos a transitar las fronteras de sus saberes en aquellas situaciones donde se necesita mirar desde la interdisciplina o/y la transdiciplina en zonas de bordes.

En un mundo fuertemente compartimentado, las metodologías de la comunicación ayudan a los profesionales a “bordear” facilitando el ingreso a lo desconocido. 

martes, 20 de septiembre de 2016

Revista Bordes

Una muy buena definición sobre bordes e interesante propuesta de la  Universidad Nacional de José C. Paz : Revista Bordes

“Los bordes son figuras espaciales, que permiten pensar las líneas o umbrales que separan, pero que también unen aquello que se encuentra en los márgenes o desplazado del centro, y que al mismo tiempo reclama un lugar propio de constitución. Bordes entre pensamiento y acción o entre teoría y praxis, entre individual y colectivo, entre lo propio y lo común; bordes que conectan con otros bordes, bordes que constituyen identidades, y dislocan otras. Los bordes son siempre figuras móviles y contingentes, cambiantes e inestables, reversibles.

Así, los bordes son los contornos que trazan una imagen, un perfil, un objeto.Y asumir la idea del borde como forma de la reflexión crítica, es un modo de empujar al pensamiento sobre sí mismo, para expandir los límites de lo decible y lo pensable, para diseñar los contornos de una nueva figura.

Sabemos que el borde expone también un abismo, un límite que no puede pasarse sin caer ciegamente en lo desconocido: todo pensamiento, toda práctica y todo acto se encuentra con esa frontera, que invita a la osadía, pero también a la prudencia y a la responsabilidad” 

Habitar los bordes desde la comunicación

Botero "Equilibrista" 
Para habitar los bordes se necesitan profesionales livianos de prejuicios y sólidos de conocimientos para caminar con "otros diferentes” entre los intersticios, las conexiones, las redes y los espacios donde se imbrican los saberes. 

No se trata de la tarea de un equilibrista, los bordes son espacios muy amplios. Es más bien, un quehacer de un “conector”, de un profesional con capacidad de mirar el todo y conectar las partes, con una gran tolerancia a la incertidumbre, abandonando la verdad del conocimiento como principio totalizador.

En este punto, el rol de la comunicación implica un unir saberes, un producir encuentros. Y es justamente en la complejidad de esos encuentros donde aparece la necesidad del comunicador de transgredir los límites disciplinares para construir nuevos niveles de comprensión. Eduardo Vizer (2003) nos indica: “la comunicación puede ser precisamente una perspectiva de interpretación que cruce los límites disciplinarios y ayude a construir un metanivel de comprensión sobre la realidad conflictiva y multidimensional de los procesos que se articulan en una realidad dada”

En estos términos, habitar los bordes desde la comunicación implica aceptar que la complejidad inherente a la realidad no puede ser abordada por un solo campo disciplinar y que requiere  de profesionales capaces de afrontar la transdisciplina y trasformarse en sinfonía con la realidad que desean cambiar. 

viernes, 16 de septiembre de 2016

Bordes en el arte


Pensar la innovación desde la complejidad


Dos situaciones nos sirven de punto de partida para seguir pensado la innovación como proceso de borde. Dos situaciones que marcan los límites de una forma de pensar que ha sido característica en los abordajes de innovación en la ciencia.  Si bien son historias particulares que no pueden extenderse al universo de las prácticas de innovación para el desarrollo, son interesantes para invitarnos a la reflexión y al análisis de nuevas categorías conceptuales para abrir la innovación a su propia complejidad.

La primera la proporciona José Antonio López Cerezo (2008), en el artículo los “Los entornos de la innovación” a partir de relatar la historia de un fracaso científico del Instituto de Ciencia y Tecnología Nucleares de la Habana. El relato de López Cerezo versa sobre la implantación de una nueva variedad de frijoles propuesta por el Instituto como solución a una fuerte reducción en la variedad de mayor difusión y aceptación social de frijoles en la Habana por una plaga que afectaba a los cultivos. A partir de esta problemática, los científicos del Instituto desarrollaron una nueva variedad inmune a la plaga, que buscaba ser idéntica a la tradicional en todos los parámetros relevantes (color, peso, textura).  Pero cuando se inicia la etapa de comercialización, el resultado fue un rotundo fracaso. Los consumidores entendían  “que no sabían lo mismo” y optaba por no consumirla. 

La segunda experiencia sobre los efectos de un proceso de industrialización de tapices en un poblado rural, la aporta Paolo Mefalopulos y Chris Kamlongera (2008) en “Diseño participativo para una estrategia de comunicación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación”.  Ambos autores narran el caso de un proyecto de una organización internacional vinculada a la intensificación en la producción de tapices en una comunidad rural. En esta comunidad, los tapices y alfombras artesanales realizadas por los hombres eran el principal y único recurso económico del pueblo.

En este marco, una organización no gubernamental internacional identificó este poblado como un objetivo posible para su programa de contención de la pobreza. El programa estaba enfocado al género y fomentaba la generación de ingresos por parte de las mujeres. Después de un estudio de factibilidad, la organización no gubernamental identificó la producción mecanizada de tapices para las mujeres como el proyecto para la generación de ingresos. La organización inmediatamente proveyó los materiales para el desarrollo de una pequeña planta de producción industrial y capacitó a las mujeres del poblado. A partir de allí, hombres y  mujeres comenzaron a competir por un mercado limitado de tapices. Las mujeres con su capacitación y su maquinaria, produjeron un mayor número de ellos y los hombres pusieron fin al tejido de tapices ya que no podían competir con las mujeres y su nueva tecnología. Por su parte, las mujeres, al estar trabajando en la fábrica no podían atender sus tareas domésticas como era tradición y por consiguiente muchos aspectos en el poblado comenzaron a deteriorarse (por ejemplo se redujo el acceso al agua potable, dificultades en aspectos sanitarios, violencia familiar entre otros). Muy pronto, con el aumento de la producción, el mercado estuvo saturado, los precios comenzaron a bajar y por consiguiente el ingreso comenzó a empeorar rápidamente en el poblado.

Los casos narrados invitan a la reflexión de lo que Rosa María Alfaro (1993) retomando a Mattelart define como «la pérdida del sentido del otro» que suele estar presente en las conceptualizaciones tradicionales de innovación y en muchos proyectos de desarrollo.  El “olvido” sobre el gusto del consumidor –que no puede pesarse o medirse de acuerdo a las categorías clásicas- en el caso de López Cerezo o la imbricación de dimensiones presentes más allá de los indicadores económicos puestos en juego en el caso narrado por Mefalopulos y  Kamlongera.

Los casos muestran lo complejo de la realidad, y como la realidad se presenta en sistemas interconectados, solidarios entre sí,  más allá de nuestra creencia de pensarlos en términos separados y compartimentados. Desde esta perspectiva, se muestran las limitaciones de pensar la innovación en términos de linealidad y simplicidad.

En este punto es interesante retomar el concepto de autopoiesis de Maturana y Varela (1998) para pensar la innovación como autopoiética en la medida que puede entenderse como un proceso circular recursivo que se auto-produce y auto-reproduce dentro sus propios límites. El concepto de autopoiesis para pensar la innovación nos muestra los límites de los propios sistemas más allá del “empujón de la ciencia” o del “tirón de la demanda” y marca la necesidad de repensar el proceso como una construcción conjunta entre los diferentes actores involucrados que muestra sus limitaciones  dentro del propio sistema.

A partir de lo anterior, la innovación borra su secuencia en línea para mostrar toda su complejidad. La innovación es concebida como un proceso social de creación e intercambio de conocimientos  entre actores.  Nunca es producto de un proceso individual, siempre es resultado de una interacción con otros.

Pero el abordaje de la innovación desde un pensamiento complejo requiere indefectiblemente superar los límites disciplinares para pensar en procesos interdisciplinares y transdiciplinares capaces de construir nuevos niveles de comprensión.

En este punto la comunicación cobra un lugar central al facilitar los espacios de encuentro, al mostrar los bordes, los cruces donde puedan emergen los nuevos acuerdos. Eduardo Vizer reflexiona al respecto: «la comunicación puede ser precisamente una perspectiva de interpretación que cruce los límites disciplinarios y ayude a construir un metanivel de comprensión sobre la realidad conflictiva y multidimensional de los procesos que se articulan en una realidad dada» (Vizer, 2003: p.157).

Nuevamente la comunicación y los bordes aparecen ligados en la complejidad de los procesos de innovación, necesariamente van en pareja, la comunicación encuentra en los bordes un lugar donde habitar.


Bibliografía:
LOPEZ CEREZO, J (2004, abril). “Los entornos de la innovación” Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad. REDES: Centro de Estudios sobre Ciencia, Desarrollo y Educación Superior. Año/Volumen 1. Nº 002 189-193. Buenos Aires. Volumen 002 de las páginas 189-193. Disponible en: http://redalyc.uaemex.mx/pdf/924/92410210.pdf
MEFALOPULOS, P y KAMLONGERA, C (2008) Diseño participativo para una estrategia de comunicación. (2ª ed.). Dirección de Investigación y Extensión Departamento de Ordenación de Recursos Naturales y Medio Ambiente Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación. Roma.  Edit. FAO.
VARELA, F. (1996) Conocer. Barcelona, España. Gedisa
VIZER, E (2003) La trama (in)visible de la vida social.: comunicación, sentido y realidad (1ª ed.). Buenos Aires. La Crujía

martes, 13 de septiembre de 2016

En los bordes de la ciencia y la religión

Un libro interesante de Daniel Goleman, que relata el encuentro entre un grupo de científicos dedicados a la neurociencia, entre ellos Francisco Varela y el Dalai Lama https://drive.google.com/file/d/0B-h0W_RfvKPaVmlNbVBsU3RhbFE/view


Bordes Convergentes

Potente actividad de los bordes en la Geología 
Para pensar en la potente actividad de los bordes desde la Geología: los bordes convergentes son los responsables de gran actividad geológica, entre ellas la formación de las cordilleras, y están directamente vinculados a la actividad volcánica y sísmica como producto de la fricción de dos placas. Bordes y límites de la naturaleza que convergen produciendo potentes cambios.

jueves, 8 de septiembre de 2016

Efecto borde

(forest image by Marcin Chochlew from Fotolia.com)
Una imagen para pensar la riqueza de los bordes desde los ecosistemas. Efecto borde: aumento en la variedad y riqueza de la flora y la  fauna que ocurre en el cruce, borde o frontera de dos zonas ecológicamente distintas. 

martes, 6 de septiembre de 2016

Cuarto Borde: La comunicación interna

La comunicación desborda 
La comunicación interna es para mí, una nueva oportunidad para pensar en bordes. Su potencial transformador y aporte para el proyecto organizacional es a esta altura indudable, sin embargo muchas veces permanece encorsetada en los bordes recelosos de las estructuras y organigramas de las empresas e instituciones.

Los nombres asignados a las áreas de comunicación interna, son un ejemplo de ello, Comunicación Interna, RR.HH, RR.PP, Relaciones Laborales…categorías nominales que nos hablan de la manera en que las organizaciones piensan la comunicación con sus públicos internos, con su gente. Son justamente esos bordes los que marcan los límites entre estructuras, una puerta de entrada que nos permiten analizar la manera de pensar y concebir la comunicación de la propia organización. Los nombres de las áreas, la manera de llamar a los trabajadores, la cantidad de recursos que asignan a comunicación, su presupuesto, los profesionales que contratan, las dependencias en el organigrama, las profesiones de sus gerentes, las interconexiones que mantienen; son espacios rebosantes de significación que son necesario analizar para comprender la epistemología comunicacional de una organización.

Sin embargo, la comunicación es ajena a los bordes fijados por la organización, fluye libremente en redes de sentido sin bordes. Se juega en las conversaciones de todos los días. Se pone en evidencia en las prácticas, en los vínculos, en las redes de conversación. Se evidencia en los estilos de liderazgo, en los equipos de trabajo, en significados construidos como resultantes de las prácticas. Se hace presente más allá de los mensajes emites en las carteleras, en las reuniones, en Intranet y los diferentes medios de comunicación interna instituidos por la organización.

Los seres humanos somos seres complejos que establecemos relaciones multidimensionales. Es posible reflexionar sencillamente sobre la complejidad de la comunicación analizando el vínculo que se establecen entre compañeros de trabajo. Cada día comparten, palabras, gestos, charlas, consignas, papeles escritos, comportamientos. Por cada jornada que trabajan juntos intercambian cientos de unidades de información que incluyen lo dicho y lo no dicho, aquello que se verbaliza y aquello que se actúa. Y esa relación está enmarcada en una historia del vínculo, en un contexto que condiciona la forma de comunicación que hay entre ellos. Cada uno de ellos ve la vida de manera diferente, parte de diferentes intereses, posee diversas necesidades sobre su lugar en la empresa, consideran que los conflictos tienen raíces diversas.

Retomo los bordes: la comunicación por definición es resistente a los bordes. Tal intento sería similar a tratar de contener un flujo de agua en una estructura estanca. Desborda, toma nuevos recorridos, construye sentidos diferentes a los previstos.

¿Cómo abordar entonces la comunicación interna en las organizaciones? Son necesarios menos espacios de certezas y más espacios de encuentro, menos unidades de información transmitidas y más vínculos construidos en conjunto, más interdisciplina para abordar los proyectos comunicacionales y menos bordes recelosos de áreas, más riqueza en los vínculos interpersonales y menos énfasis en distancias gerenciales.

Desde estas perspectivas, la tarea de quienes trabajamos en comunicación se ubica en los cruces y en los bordes. Cruces y bordes entre saberes, prácticas, sujetos, luchas de poder, espacios y disciplinas que nos abren en nuestros propios límites para permitirnos afrontar la complejidad de las organizaciones. 

martes, 30 de agosto de 2016

Tercer Borde: La innovación organizacional

Una nueva idea emerge en el momento de pensar en bordes: la innovación organizacional. Por más de 18 años  promoví los procesos de innovación en las organizaciones. Primero en mi tarea como consultora ayudando a las organizaciones privadas en sus procesos de cambio, luego en diferentes cargos en organismos públicos como consultora y comunicadora. La innovación organizacional fue incluso tema central de mi trabajo final de Postgrado en Comunicación Ambiental en la UNR en 2011. La innovación organizaciónal es entonces un tema que indudablemente me convoca.

En todos los casos de mi experiencia, una paradoja parece ser el núcleo central de la problemática: la innovación se entiende como un proceso lineal que emerge desde el centro de la organización hacia la periferia, pero la innovación obedece a otras reglas;  nace de los encuentros, de los borramientos de fronteras, de los espacios de diálogo. ¿Cómo hacer emerger la innovación en estructuras que generalmente son fuertemente piramidales y departamentalizadas cuando la innovación responde a lógicas de redes y liderazgo distribuido? La respuesta a esta pregunta arroja una paradoja de difícil resolución.

Vuelvo ahora a los bordes: ¿Qué es sino la innovación organizacional sino un proceso de borde? ¿Dónde sino podría surgir la innovación sino en los bordes? En los bordes de la disciplinas, de nuestros propios  saberes, de las conexiones entre departamentos y áreas, en las redes de conocimiento, en las conexiones entre los diferentes, es donde surge lo nuevo, aquello del orden de lo no previsto.


Pensar la innovación organizacional desde el borde implica transcender la clásica mirada instrumental de Kurt Lewin,  que describe el cambio planeado como una secuencia instrumental entre un estado de descongelamiento, cambio y recongelamiento. Implica también, abandonar las creencias totalizadoras que conciben al cambio organizacional a partir de una decisión racional donde se puede garantizar el punto donde arribar y donde las organizaciones tendrían posibilidades infinitas de cambiarse a sí mismas. Tales premisas cargan con el potencial racionalizador del pensamiento de lo simple.

La innovación como borde requiere indefectiblemente superar los límites disciplinares para pensar en procesos interdisciplinares y transdiciplinares capaces de construir nuevos niveles de comprensión. Requiere  pensar en procesos más solidarios y menos secuenciales. Porque la realidad no se presenta en cuadrículas ni en compartimientos separados  sino es producto del diálogo plural de creación e intercambio de conocimientos.

Las organizaciones no cambian por decreto. Pueden adecuar sus mecanismos y procesos, pero en la medida que no se ponga en el epicentro del cambio a las personas, las antiguas prácticas vuelven bajo el efecto cosmético de discursos emancipadores. Son las personas quienes constituyen la trama de interacciones que sostiene y reproducen la lógica interna. Son las personas las que realizan rutinas y prácticas profundamente internalizadas en su cotidianidad, quienes sostienen patrones de interacción, quienes en definitiva hacen el cambio en una organización.

Pensar la innovación organizacional como borde implica proponer conexiones. Porque no es posible fortalecer los procesos de innovación si los pensamos escindidos. Porque la complejidad de la realidad de las organizaciones requiere de espacios de articulación que favorezcan el encuentro y la conversación entre los diferentes como punto de partida del trabajo conjunto.  Este no es un camino fácil, no hay una línea recta que seguir libre de conflictos y tensiones, muy por el contrario implica hacer emerger los conflictos para recuperar las lógicas, las miradas y los intereses puestos en juego.

En este contexto, la comunicación tiene un lugar clave.  Su tarea es la de abrir rendijas, construir pequeños espacios que permitan generar condiciones de formulación y de posibilidad para hacer emerger los procesos cambio. 

sábado, 27 de agosto de 2016

Segundo Borde: El recreo


Otro borde ha llamado mi atención, el recreo escolar.Mi curiosidad por los recreos nació en 2014, cursando una Maestría en Educación, Lenguajes y Medios en UNSAM. Surgió de repente, mirando imágenes de recreos en diferentes momentos históricos como propuesta de un Seminario de Pedagogía y Cultura. Había mucho más en las imágenes que niños y niñas jugando en un patio.Había toda una cultura infantil sumamente rica y no subsidiaria al espacio de clase. Toda una cultura que era necesario comprender para facilitar el aprendizaje de los niños en la escuela, pero que permanecía subsumida frente a la dominancia de la institución escolar y solo los abordajes más antropológicos podían captar.
Desde sus orígenes el recreo fue pensado como un justo y medido intervalo de tiempo antes de regresar al salón de clase. Esta racionalidad es la que se imprimió en la Ley 1420 que los definió como “intervalos de descanso, ejercicio físico y canto”. El recreo apareció desde entonces opuesto en una lógica dicotómica al tiempo de clase, un espacio de ocio, fuera del currículo, una “no cultura”, un espacio de frontera entre un tiempo de aprendizaje y otro.
Aparece aquí entonces la necesidad de pensar el recreo como una frontera abierta,  reconociendo que en los recreos se juegan espacios de construcción de las identidades, aprendizajes cotidianos de los niños, niñas y adolescentes, espacios de lo múltiples, de emergencia de los sujetos. 

Primer Borde: La ciencia

Al pensar en bordes rápidamente viene a mi cabeza la razón de ser racionalizadora de la ciencia positivista. Una de las propuestas centrales de la ciencia clásica fue construir bordes. Bordes que separaran los dominios de la ciencia, las partículas elementales, los campos disciplinares. Bordes como fronteras,  que persiguen como única medida el control sobre los objetos. Bordes que se presentan como universales y absolutos. Bordes como amenazas, bordes como tajantes separaciones de objetos. Esta visión de la ciencia construyo una visión de  objetos aislados y separados por sus bordes como espacios ciegos. Bordes que tienen prohibido habitarse.
La medicina alopática es un claro ejemplo: cardiólogos, neurólogos, oftalmólogos, psiquiatras,  traumatólogos…un cuerpo escindido,  fragmentado, separado por objetos y sus bordes…salud y enfermedad….bordes que no se cuestionan, bordes que no se observan….disciplinas celosas de sus objetos que remarcan los bordes retomando el control de sus espacios. Seres humanos fragmentados a la mínima unidad, separados por bordes. 
Al decir esto viene a mi cabeza un nuevo borde: la idea de frontera. En términos simples, una frontera marca la división entre territorios. No obstante, todos los que hemos visitado alguna frontera internacional hemos visto que la frontera no es un límite, sino es espacio habitado rebosante de significado. Como es un espacio “no definido”, libre de territorialidad,  la frontera se presenta como abierta a “otras reglas”. La frontera entonces, no es una línea sino una franja de territorio.
La frontera con Bolivia, que une La Quiaca con Villazón es un claro ejemplo: cientos y cientos de hombres y mujeres transitan la frontera llevando enormes pesos de mercancía. De cada lado de la frontera, camiones cargan y descargan la mercadería. Una espacio "no visto", otras reglas… En el medio todo un universo, mujeres que cuentan historias, venden sus mercaderías, monos haciendo piruetas, turistas, comerciantes, niños, niñas. Un espacio que simbólicamente no es Bolivia ni Argentina; un espacio que geográficamente no cuenta…
El ejemplo de la frontera es un disparador para pensar en los bordes tradicionales de la ciencia clásica: los cientos de hombres, los monos, los turistas, los niños y las niñas serían invisibles bajo los ojos de la ciencia clásica…no existen, no se cuestionan, no son ni de unos ni de otros. Habitan en los bordes.

Sobre Bordes


Me anima a escribir este blog el concepto de borde. Hace mucho tiempo que me entusiasma, quizás porque creo que en él hay mucho más que una línea que separa las superficies. En los bordes de las disciplinas, en los bordes de las relaciones, en los bordes de las experiencias, en los bordes de la comunicación, es donde muchas veces emerge el conocimiento. 

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