Segundo Borde: El recreo
Otro borde ha llamado mi
atención, el recreo
escolar.Mi curiosidad por los recreos nació en 2014, cursando una Maestría
en Educación, Lenguajes y Medios en UNSAM. Surgió de repente, mirando imágenes
de recreos en diferentes momentos históricos como propuesta de un Seminario de
Pedagogía y Cultura. Había mucho más en las imágenes que niños y niñas jugando
en un patio.Había toda una cultura infantil sumamente rica y no subsidiaria al
espacio de clase. Toda una cultura que era necesario comprender para facilitar
el aprendizaje de los niños en la escuela, pero que permanecía subsumida frente
a la dominancia de la institución escolar y solo los abordajes más
antropológicos podían captar.
Desde sus orígenes el recreo
fue pensado como un justo y medido intervalo de tiempo antes de regresar al
salón de clase. Esta racionalidad es la que se imprimió en la Ley 1420 que los
definió como “intervalos de descanso, ejercicio físico y canto”. El recreo
apareció desde entonces opuesto en una lógica dicotómica al tiempo de clase, un
espacio de ocio, fuera del currículo, una “no cultura”, un espacio de frontera
entre un tiempo de aprendizaje y otro.
Aparece aquí entonces la necesidad de pensar el recreo como una
frontera abierta, reconociendo que en los recreos se juegan espacios de
construcción de las identidades, aprendizajes cotidianos de los niños, niñas y
adolescentes, espacios de lo múltiples, de emergencia de los sujetos.
Muy bueno. Gracias!
ResponderEliminarMuchas gracias Jorge por comentar! En camino el tercer borde!
ResponderEliminarSaludos, Carina. Te sigo leyendo, entonces.
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