martes, 6 de septiembre de 2016

Cuarto Borde: La comunicación interna

La comunicación desborda 
La comunicación interna es para mí, una nueva oportunidad para pensar en bordes. Su potencial transformador y aporte para el proyecto organizacional es a esta altura indudable, sin embargo muchas veces permanece encorsetada en los bordes recelosos de las estructuras y organigramas de las empresas e instituciones.

Los nombres asignados a las áreas de comunicación interna, son un ejemplo de ello, Comunicación Interna, RR.HH, RR.PP, Relaciones Laborales…categorías nominales que nos hablan de la manera en que las organizaciones piensan la comunicación con sus públicos internos, con su gente. Son justamente esos bordes los que marcan los límites entre estructuras, una puerta de entrada que nos permiten analizar la manera de pensar y concebir la comunicación de la propia organización. Los nombres de las áreas, la manera de llamar a los trabajadores, la cantidad de recursos que asignan a comunicación, su presupuesto, los profesionales que contratan, las dependencias en el organigrama, las profesiones de sus gerentes, las interconexiones que mantienen; son espacios rebosantes de significación que son necesario analizar para comprender la epistemología comunicacional de una organización.

Sin embargo, la comunicación es ajena a los bordes fijados por la organización, fluye libremente en redes de sentido sin bordes. Se juega en las conversaciones de todos los días. Se pone en evidencia en las prácticas, en los vínculos, en las redes de conversación. Se evidencia en los estilos de liderazgo, en los equipos de trabajo, en significados construidos como resultantes de las prácticas. Se hace presente más allá de los mensajes emites en las carteleras, en las reuniones, en Intranet y los diferentes medios de comunicación interna instituidos por la organización.

Los seres humanos somos seres complejos que establecemos relaciones multidimensionales. Es posible reflexionar sencillamente sobre la complejidad de la comunicación analizando el vínculo que se establecen entre compañeros de trabajo. Cada día comparten, palabras, gestos, charlas, consignas, papeles escritos, comportamientos. Por cada jornada que trabajan juntos intercambian cientos de unidades de información que incluyen lo dicho y lo no dicho, aquello que se verbaliza y aquello que se actúa. Y esa relación está enmarcada en una historia del vínculo, en un contexto que condiciona la forma de comunicación que hay entre ellos. Cada uno de ellos ve la vida de manera diferente, parte de diferentes intereses, posee diversas necesidades sobre su lugar en la empresa, consideran que los conflictos tienen raíces diversas.

Retomo los bordes: la comunicación por definición es resistente a los bordes. Tal intento sería similar a tratar de contener un flujo de agua en una estructura estanca. Desborda, toma nuevos recorridos, construye sentidos diferentes a los previstos.

¿Cómo abordar entonces la comunicación interna en las organizaciones? Son necesarios menos espacios de certezas y más espacios de encuentro, menos unidades de información transmitidas y más vínculos construidos en conjunto, más interdisciplina para abordar los proyectos comunicacionales y menos bordes recelosos de áreas, más riqueza en los vínculos interpersonales y menos énfasis en distancias gerenciales.

Desde estas perspectivas, la tarea de quienes trabajamos en comunicación se ubica en los cruces y en los bordes. Cruces y bordes entre saberes, prácticas, sujetos, luchas de poder, espacios y disciplinas que nos abren en nuestros propios límites para permitirnos afrontar la complejidad de las organizaciones. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entrada destacada

Sobre Bordes

Me anima a escribir este blog el concepto de borde. Hace mucho tiempo que me entusiasma, quizás porque creo que en él hay mucho más que una...