Desde hace varios años, el término networking ha tomado gran
relevancia. Pero: ¿ cuál es la verdadera importancia del networking? Devora Zack en el libro “¡Odio el networking!
(pero lo necesito)” ofrece una simple definición que nos
permite una primera aproximación al tema definiéndolo como “el
arte de forjar y mantener contactos para obtener resultados positivos y
compartidos”. Desde esta perspectiva, la esencia del
networking es el contacto. Pero no se trata de coleccionar datos de contactos
en tarjetas de visita o acumular una agenda con cientos de nombres que no
podemos reconocer. El verdadero arte del networking, consiste en el
establecimiento de vínculos, de relaciones y de redes de reciprocidad que
redunden en mutuos beneficios entre las partes.
El networking requiere pensar en nuestra capacidad de
establecer relaciones buscando sinergia, relaciones duraderas, basadas en
vínculos de confianza y colaboración. Sobre lo anterior existe una larga trayectoria bibliográfica.
Quizás la más conocida es la de Mark Granovetter, que ya en 1973, refiriéndose
a las relaciones fuertes y débiles en las redes sociales, definió el vínculo
interpersonal como “fruto de una combinación de tiempo, intensidad emocional,
confianza y servicios recíprocos”.
Vemos como las definiciones anteriores, tiran por tierra
aquellas ideas que consideran que el networking implica disponer de una larga
lista de contactos para realizar ventas o que implican solo contactos a través
de Linkedin. Muy por el contrario, pensar el networking nos introduce en el
terreno de las redes humanas y su potencial, entendiendo que cada persona
conocemos, es un nodo en una red interconectada capaz de expandirse sin límites.
Las redes de nuestros vínculos siguen recorridos azarosos, muchas veces
imprevistos, y nos llevan a lugares no imaginados desde el punto de partida. Tal es la potencia
de la conectividad con otros.
Y éste es justamente el potencial del networking: la práctica
de construir puntos de conectividad con otros genera un gran impacto en nuestra
vida. Los seres humanos “somos con otros”, nos potenciamos con otros. Es en
nuestras redes y sus conexiones donde encontramos la posibilidad de una mayor
realización y crecimiento en la vida.